miércoles, 23 de enero de 2013

Soñemos


       «La vida es sueño», óleo de Miguel Ángel Ojeda

Vamos a soñar,
juguemos a ver quien sueña más,
mientras tanto, amémonos dentro de nuestras frágiles esferas diamantinas.
Vamos a soñar a ver quien sueña más,
a ver quién es capaz de sentirnos entre tus besos y mis caricias,
fluyamos dentro de dimensiones alejadas,
de todo lo tangible e intangible.

Seamos en la muerte, vida,
dos almas desprendidas de este universo natal,
como el fénix quememos nuestras desgarrantes carnes, con besos y caricias,
y renazcamos para empezar de nuevo a devorarnos,
en las llamas ardientes de un mutuo deseo. 

Seamos una especie de poetas,
colguémonos de las estrellas,
adornemos con ellas, cada suspiro de amor,
instantes de explosión y susurros de corazón.

Ven, soñemos...
soñemos navegantes estelares,
que nos observen desde sus altares perpetuos,
en sus siete cielos y sus seis infiernos,
que nos miren pasar y nos digan bye, bye,
mientras tanto amémonos, 
en lo profundo de un suspiro eyectado en lo que es inmenso. 

Internémonos dentro los poetas y criaturas de mil formas,
dejémonos enfrascados en sus sueños y los tuyos, los mutuos,
en el lenguaje del universo llamado poesía.

Y al final...

dejémonos en los jardines de Dios,
a ver quien descansa más,
a ver quien sueña más,
a ver quien es capaz de sentirnos, 
entre tus besos y mis caricias. 

Sintiempo©

Q_Q

lunes, 14 de enero de 2013

¿Qué hago si tanto te siento?


No sé qué hacer con este sentimiento, el solo pensarte hace temblar cada milímetro de mi cuerpo.
Te pienso y te siento tan cerca de mí, tan pegado a mí,aun cuando mi cabeza sabe que estas muy lejos.
Tu simple hola en las mañanas es suficiente para hacer mi día mejor.
El saber que estas ahí conectado del otro lado es mi más dulce compañía en mis solitarios momentos.
Y me imagino que estas acá, sentado junto a mi  y ese es mi más grato sueño.
Si yo tuviera una mínima posibilidad, si pudiera pedir un deseo, sería el de pasar un momento, uno solo a tu lado para así poder quedar impregnada de vos y tenerte más completo en mi y de esa manera dejarte tatuado en todo mi cuerpo.
Imagino ese momento y mi deseo es infinito si tan solo se me pudiera cumplir ese sueño sé que sería la mujer más feliz.
Y me duele la situación en la que estoy, el no poder expresar abiertamente lo que siento, el no poder hacer que sepan que soy feliz cada vez que te veo.
La vida caprichosamente nos juega malas pasadas y yo quizás en otro momento la habría dejado pasar pero algo en vos me hace no poder pensar y me lleva a solamente a sentir y sentirte de esta grata forma en que te siento.
Solamente, sé ahora que te quiero y no quiero dejarte y no quiero perderte y quiero guardar todo este sentimiento en el silencio de mi corazón, en las imaginarias caricias que le das a mi cuerpo.

De buena fibra

viernes, 11 de enero de 2013

El sueño de los caballos muertos

                        Óleo «Caballo», autor anónimo
                                                                
                                                      A Sylvia Plath

La noche esconde espuelas, atesora secretos
para el viajero que se aventura a solas hacia rutas insomnes;
cuando el sueño se acuesta a la deriva
y una embriaguez antigua vuelve a cercar los ojos
-caballos que se despeñan cada noche
y luego recobran vida para volver a suicidarse- .

Alta bóveda abierta
sobre la cicatriz que deja el golpear de los cuerpos remotos
y el galopar penúltimo pradera adentro,
semejante al ruido aquel de las puertas abatidas contra el otoño.

Y preguntar a dónde van cada día sus ojos aún calientes,
el alucinado mirar de los adioses
si desde algún lugar
suplicando su gemido inaudible.

Por la grieta del aire
-cerradura del mundo donde la muerte acecha
apostada en el umbral del sueño útil-
el galopar de los caballos que van a despeñarse
y caen desfiladero abajo,
arrastran la impotencia,
la ingravidez de mis muslos apretados.

Por el alma se adensan los recuerdos en ámbar,
la resina que desprenden pesadillas de entonces,
sólidas como la sangre del cristo crucificado
donde se clavaban mis ojos de niña al salir de la siesta;
gigantescos helechos golpeándome el rostro
mientras mis manos temblorosas apartaban las nubes
para encontrar el mundo
que nunca estaba al otro lado de la niebla.

Detrás vendrá el abismo con su imán desatado,
presiento en el galope su voz más poderosa:
la palabra embrujada, las palabras rotundas
y el galopar constante en los cristales,
su galopar constante...

Luego el vacío, el cenit.

Por la órbita de los caballos muertos
un sopor sin escrúpulos me conduce hasta el alba.

De "Memorial de Amauta" 1988


Amalia Iglesias

 

miércoles, 2 de enero de 2013

Me gusta



         «Abrazos», óleo de Enrique Builelo

Me gusta apoyar mi cabeza en tu pecho y sentir tu corazón latiendo allí adentro.
Me gusta como tus brazos rodean mi cuerpo.
Me gusta como tu mano acaricia mi espalda y como tu mano juega con mi cabello.
Me gusta sentir tu tibia respiración rozando mi frente.
Me gusta con mis manos recorrerte.
Me gusta cerrar mis ojos y con mis dedos reconocer tu rostro.
Me gusta pegarme a tu cuerpo y sentir tu calor en mi piel.
Me gusta colocar mi pierna entre tus piernas.
Me gusta, me gusta, cuando estamos los dos, abrazados, simplemente abandonados al tiempo.


Buena fibra©