domingo, 22 de abril de 2012

El muro


 "Contorsionistas para el amor", óleo de Oscar Sir Avendaño

Ven, yo invito a bebernos uno al otro,
a tragarnos el aire de tal forma
que ninguno quede fuera.
Ven, te invito a derribar la pesadez del muro
que para nada sirve, por ser muro.
Ven, estoy queriendo que tu piel me alcance,
esa piel, qué próxima y distante para mí.
Tiene fuerza de palabras
y dice lo que no dirás ni dices,
cada vez que te vienes, cuando vienes,
si es que vienes.
Apúrate, que ya no queda tiempo,
y en esta espera hay algo que se atrasa.
Apúrate, que como el húmedo vacío de un bostezo
el corazón puede quedar vacío.
Después, ya nada será fácil,
como no es fácil devolver la llama al fuego
que se ahoga en la tormenta.
Por eso yo invito a bebernos uno al otro,
a tragarnos de tal forma que ni el aire
de los aires quede fuera.
Ahora ya puedes entender si grito, muerdo,
estallo y sangro.
Ven pronto, te exijo derribar el muro,
porque todo amor de lejos, si es que existe,
es de cobardes.

Osvaldo Fasolo

Lectura a cargo de Java


Cuando estemos viejos



               "Pareja de ancianos", óleo de Ines Sabbatini

Cuando estemos viejos
y se nos achique el paisaje en los ojos
y el sol del invierno se nos ponga flojo
y nos cachetee la cara el espejo
cuando estemos viejos
y tiemblen mis manos al tomar las tuyas
y nos falte el llanto
la risa y la bulla
de esos dos diablillos
que ya estarán lejos.

Cuando estemos viejos
cuando estemos solos
cuando no haya nada
y nos duela todo
cuando solo exista la casa vacía
y anden en silencio tu sombra y la mía
nos querremos tanto!
que nuestro cariño
llenará la ausencia de esos dos chiquillos...

Cuando estemos viejos
yo te lo prometo,compañera mía!
serán nuestros años plenos de dulzura
serán nuestras horas llenas de poesía
andaremos juntos,viejitos inquietos
las 4 estaciones de un mundo de nietos
y verás,mi vida,que miente el espejo
pues seremos novios
cuando...estemos viejos...

D. Martín

Lectura a cargo de Java

jueves, 19 de abril de 2012

El cuervo erudito

En la familia de este cuervo se reverenciaba el nombre de Edgar Poe, porque en hermosos versos inmortalizó a un antepasado. Pero -se decía nuestro cuervo-, ¿qué son los versos de antes, comparados con la poesía nueva, tan llena de sorpresas inesperadas, de interpretaciones diversas, donde el metro, el ritmo y la rima son accesorios sin importancia? Con la ayuda de siete diccionarios se dedicó a describir su cosmovisión en versos tan prosaicos o en prosa tan poética, como queráis, que enseguida llamó poderosamente la atención de los entendidos y, a poco de salir de la ineditez, se convirtió en el poeta más traducido de su generación.

 Moraleja: Cría cuervos y te sacarán la fama.


Ana Cháves  de Ferreiro 

        «Cuervo», óleo de Anneris Kondratas

Ortiz Guerrero

Madre selvas de amor y de pena
rosas blancas y lirios de luz
al poeta con calma de estrella
que ha doblado los brazos en Cruz.

El destino cruel o el delito
nunca fue tan absurdo y brutal
al quebrar en mitad del camino
esta vida tallada en cristal.

Del rocío traslucido y sano
suyo fue el dadivoso frescor
de él, el don generoso del árbol
de brindar sombras, frutos y flor.

Coronado de espinas ha muerto
el cantor que fue alondra y león.
Enlutad las guitarras, troveros
y decid la más triste oración.

Darío Gómez Serrato

    «Color, música, poesía», óleo de Rosa Collado Rosich

miércoles, 18 de abril de 2012

Carta de amor


Pienso en las holoturias angustiosas que a menudo nos circundaban al
           acercarse el alba
cuando tus pies más cálidos que nidos
llameaban en la noche
con una luz azul y tachonada de lentejuelas

Pienso en tu cuerpo que hacía del lecho el cielo y las supremas montañas
           de la única realidad
con sus valles y sus sombras
con la humedad y los mármoles y el agua negra reflejando todas las
           estrellas
en cada ojo

¿No era tu sonrisa el bosque retumbante de mi infancia
no eras tú la fuente
la piedra desde hace siglos escogida para recostar mi cabeza?
Pienso tu rostro
brasa inmóvil de donde proceden la vía láctea
y esta inmensa desazón que me torna más loco que una lámpara bellísima
            balanceada sobre el mar
Intratable a tu recuerdo la voz humana me es odiosa
siempre el rumor vegetal de tus palabras me aísla en la noche total
donde resplandeces con una negrura más negra que la noche
Toda idea de lo negro es endeble para expresar la vasta ululación de lo
            negro sobre negro esplendiendo ardientemente

Ya nunca olvidaré
Pero quién habla de olvido
en la prisión en que tu ausencia me deja
en la soledad en que este poema me abandona
en el destierro en que me encuentra cada hora

Ya nunca despertaré
Ya no resistiré el asalto de las inmensas olas
que vienen del dichoso paisaje que tú habitas
Demorándome afuera bajo el frío nocturno me paseo
sobre esta encumbrada tabla de donde se cae de golpe

Yerto bajo el espanto de sueños sucesivos y agitado en el viento
de años de ensueño
prevenido de aquello que termina por encontrarse muerto
en el umbral de castillos abandonados
en el lugar y a la hora convenidos pero inhallables
en las llanuras fértiles del paroxismo
y del único objetivo
este nombre antes adorado
en el cual pongo toda mi destreza en deletrear
siguiendo sus transformaciones alucinatorias
Así una espada atraviesa de parte a parte una bestia
o bien una ensangrentada paloma cae a mis pies
convertidos en roca de coral sustento de despojos
de aves carnívoras

Un grito repetido en cada teatro vacío a la hora del inefable espectáculo
Un hilo de agua que danza ante el telón de terciopelo rojo
en las llamas de las candilejas
Desaparecidos los bancos de la platea
acumulo tesoros de madera muerta y de vivas hojas de plata
corrosiva
No se contenta ya con aplaudir se aúlla mil familias momificadas
tornan innoble el paso de una ardilla

Decoración amada donde veía equilibrarse una fina lluvia
encaminándose veloz hasta el armiño
de una pelliza abandonada en el calor de un fuego de alba
que intentaba dirigir sus quejas al rey
así abro por completo la ventana sobre las nubes vacías
reclamando a las tinieblas inundar mi rostro
borrar la tinta indeleble
el horror del ensueño
a través de los patios abandonados a las pálidas vegetaciones maniáticas

En vano exijo la sed al fuego
en vano hiero las murallas
a lo lejos caen los telones precarios del olvido
agostados
ante el paisaje retorcido en la tempestad

Cesar Moro

Lectura a cargo de Java

«Carta de amor», Lienzo de Godward

Mi patria soñada


Fulgura en mis sueños, una patria nueva
Que augusta se eleva, de la Gloria al reino
Libre de ataduras, nativas o extrañas
Guardando en la entraña, su prenda futura.

Patria que no tenga hijos desgraciados
Ni amos insaciados que usurpan sus bienes
Pueblo soberano por su democracia
Huerto con fragancias de fueros humanos.

En un paraíso sin guerra entre hermanos
Rico en hombres sanos de alma y corazón
Con niños alegres y madres felices
Y un Dios que bendice su nueva ascensión.
Patria sin muralla para el pensamiento
Libre como el viento, sin miedo a metrallas
La Nación modelo que por su cultura
Se ponga a la altura de todos los cielos.

Donde alegres trinos de son libertarios
A los proletarios y a los campesinos
Patria donde haya voces de estudiantes
Promesas vibrantes de luz Paraguaya.

Sueño en una patria sin hambre ni penas
Ni odiosas cadenas que empañen su honor
Donde el bien impere sin sangre ni luto
Bajo su impoluto manto tricolor.

Carlos Miguel Jiménez

Lectura a cargo de Java


 

     «Paisaje», Óleo de Ana Frey

sábado, 7 de abril de 2012

Vuelve cuando la lluvia

      «A propósito de la lluvia», óleo sobre tabla de Manuel Terán.

Hermanas de aire y frío, hermanas mías:
¿cuál es esa canción que se prolonga por las ramas y rueda contra el vidrio?
¿Cuál es esa canción que yo he perdido y que gira en el viento y vuelve todavía?
Era lejos, muy lejos, en las primeras albas de un jardín custodiado por ángeles y ortigas.
Cantábamos para siempre la canción.
Cantábamos nuestra alianza hasta después del mundo.
Era hace mucho tiempo, hermana de silencios y de luna.
Era en tu adolescencia y en mi niñez más tierna,
cuando apenas te habías asomado a las sinuosas aguas del amor, que te apresaron pronto,
y aún te vestías contra nuestro candor con el muestrario de las apariciones:
la novia fantasmal, el alma en pena o la mendiga loca;
pero al día siguiente eras la paz y el roce de la hierba.
Cuando te fuiste, faltó el cristal azul en la canción.
Era hace mucho tiempo, hermana de aventuras y de sol.
Yo era la más pequeña y seguía tus pasos por sitios encantados
donde había tesoros escondidos en tres granos de sal,
un ojo de cerradura enmohecida para mirar el porvenir más
bello y un espejo enterrado en el que estaba escrita la palabra del supremo poder.
Tú inventabas los juegos, las tentaciones, las desobediencias.
Fueron tantos los años compartidos en fiestas y en adioses
que se trizó en pedazos la canción cuando tu mano abandonó la mía.
Hermanas de ráfaga y temblor, hermanas mías,
las escucho cantar desde las espesuras de mi noche desierta.
Sé que vuelven ahora para contradecir mi soledad,
para cumplir el pacto que firmó nuestra sangre hasta después del mundo,
hasta que completemos de nuevo la canción.

Olga Orozco

No estabas en mi umbral...

     «En el umbral», óleo de Lourdes Reyes Correa

No estabas en mi umbral
ni yo salí a buscarte para colmar los huecos que fragua la nostalgia
y que presagian niños o animales hechos con la sustancia de la frustración.
Viniste paso a paso por los aires,
pequeña equilibrista en el tablón flotante sobre un foso de lobos
enmascarado por los andrajos radiantes de febrero.
Venías condensándote desde la encandilada transparencia,
probándote otros cuerpos como fantasmas al revés,
como anticipaciones de tu eléctrica envoltura -el erizo de niebla,
el globo de lustrosos vilanos encendidos, la piedra imán que absorbe su fatal alimento,
la ráfaga emplumada que gira y se detiene alrededor de un ascua en torno de un temblor-.
Y ya habías aparecido en este mundo, intacta en tu negrura inmaculada desde la cara
hasta la cola, más prodigiosa aún que el gato de Cheshire, con tu porción de vida como una perla roja brillando entre los dientes.

Olga Orozco